Contener el tsunami rojo

Luego del tsunami ocurrido en Japón en 2011, con su estela de devastación y muerte, la sola men ción de este evento natural evoca una despiadada fuerza destructora ante la cual muy poco puede hacer el ser humano, sobre todo si lo toma desprevenido. Refiero esa potente imagen del tsunami o marea roja, con la que el gobierno del teniente coronel Chávez suele identificarse en sus despliegues callejeros o expectativas de alta votación, por su elocuencia y utilidad al momento de expresar una apreciación de lo que afrontamos en las elecciones para elegir mandatarios regionales y locales. Aunque ha ido bajando la in tensidad, todavía hay compatriotas que expresan su indisposición a acudir a las urnas el 16-D para elegir a los gobernadores, a condición de que se cumpla un pliego de peticiones que la dura, compleja realidad política que vivimos en Venezuela hace poco probable de satisfacer. No tendremos un nuevo CNE, no es viable la vuelta a la votación manual, el Plan República mantendrá su bota en el asunto. ¿Hay que rendirse? No. Al contrario, la sociedad democrática debe ser más beligerante frente a un organismo que actúa como ministerio de asuntos electorales del Gobierno, y redimensionar la cuestión electoral como un tránsito más en la defensa de nuestras convicciones e institucionalidad democráticas. No el único. En una intensa discusión hace unos días, sobre el tema del fraude que no es fraude pero sí es fraude, del ventajismo, sobre el tinglado electrónico, recurrí a la situación hipotética siguiente: agresivos delincuentes que tienen secuestrado a un familiar le exigen una alta suma de dinero, en efectivo, en billetes de baja denominación, para lograr su liberación. Ante la terrible circunstancia usted accede al pago del rescate pero, dado el volumen que representaría la suma requerida, usted prefiere, solicita, exige ¿? consignar un paquete de menor tamaño en billetes de mayor denominación. Los delincuentes rechazan la oferta. Usted ¿paga o no paga? Lamento recurrir a una imagen tan cruda y seguramente de muy ingrata recordación para muchos venezolanos, pero pertinente para ilustrar y tratar de entender la situación en la que estamos atrapados en nuestro avatar político actual: los venezolanos estamos secuestrados ante una institucionalidad que está de espaldas a la Constitución y sometida al capricho y obsesión narcisista de un solo individuo. Una fecha clave...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR