Para Conviasa, a mí no se me murió nadie

Katiuska Cadena no puede ocultar su indignación. A miles de kilómetros de Venezuela, en España, intenta sobrellevar la muerte de su padre: el piloto Ramiro Cadenas, una de las 16 personas que murió el 13 de septiembre de 2010 en Puerto Ordaz en el siniestro del ATR42 del vuelo 2350 de Conviasa. Al cumplirse dos años de la tragedia, reflexiona sobre los avances en la investigación, pequeños pasos que sólo se lograron a través de una empresa privada. Hay muchas cosas que me hacen pensar que ocultan algo. ... Pero la sensación que me da es que lamentablemente para Conviasa los familiares nunca hemos sido víctimas. Para ellos, a mí no se me murió nadie y eso me da una gran indignación, dijo. Señaló que su padre estaba preocupado por algunas fallas reportadas. No tenía miedo, pero sí inquietud. Me decía: `Es que si uno reclama una cosa, te echan. Ayer echaron a un compañero mío, indicó. Contó que un día le pidieron la tarjeta de crédito a su padre para poder recargar con gasoil la aeronave porque no había quien lo hiciera en ese momento. Ni mi hermana Daniela que vive en Miami ni Ramiro que vive en Chile ni yo recibimos siquiera una llamada de Conviasa para darnos el pésame. Toda la ayuda psicológica me la he tenido que costear yo. Me da mucha lástima que al resto de las víctimas también los hayan desatendido, indicó. Como en Amuay. Otras vícti mas reclaman al Gobierno la misma atención que reciben los afectados por la explosión en el Complejo de Refinación de Amuay, el 25 de agosto en la madrugada. Las 29 personas asesoradas por el bufete Dugarte-Fidalgo Consultores y Asociados no han recibido atención médica o psicológica...

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