Copa Libertadores, dulce y amarga

Cuando cayó el telón del partido Caracas-Vélez Sarsfield, jugado la semana pasada en el estadio Olímpico, se nos vinieron a la memoria, como un alud de remembranzas, tantos episodios vividos en la Copa Libertadores de América. Pero como estamos en días de asueto y reflexión, buenos para el pensamiento introspectivo y la revisión, sólo vamos a recordar ahora algunos de los capítulos más señeros del fútbol venezolano de clubes. Por azares, nuestra primera experiencia copera experiencia de quien ahora escribe esta nota fue en 1964, año en el que Venezuela apareció en el firmamento del torneo, aunque en una fase eliminatoria. Por ahí vino el Bahía de todos los dioses, equipo campeón regional nada más, pues por aquellos tiempos en Brasil no se le daba importancia ni a la Libertadores ni a la Copa América. El Deportivo Italia, con una alineación fraguada en jugadores brasileños --Iranildo, Filho, Bezerra, Zequinha--, el italiano Nitti crecido y hecho jugador en Caracas y el venezolano Gustavo González, tuvo fútbol para empatar a cero y vencer a los bahianos, 2-1, para acceder al grupo tres, un territorio en el que batió como visitante en Guayaquil al Barcelona, pero fue derrotado dos veces por Colo Colo y una por el mismo equipo ecuatoriano. Fue una aparición feliz, que auguraba empresas importantes para el fútbol venezolano, y fue el propio Italia el que alimentó el sueño, dos años más tarde, al vencer en Lima al Alianza y Universitario de Deportes, aunque sin conseguir su acceso a la ronda siguiente, pues Boca Juniors y River Plate se atravesaran en su camino. El Lara, con 11 brasileños en su alineación, mostró lucimiento, pero sin la gasolina necesaria para trascender. Del hilo a la madeja. La historia es larga y como solo tenemos a mano la punta del hilo, vamos a llegar al grueso del ovillo; a lo más importante que se haya atesorado en los recovecos de la mente. Importante como la clasifi cación, en la versión del 77, del Portuguesa a las semifinales, dirigido por el alocado griego Dan Georgiadis. Vale aclarar que por entonces solo avanzaban los ganadores de grupos, que eran cinco, a los que se añadía el campeón de la Copa del año anterior, para reagruparse, en dos llaves de de tres equipos, de las que salían los dos que disputarían la final. Con Jairzinho y su aureola de campeón mundial en México 70, los llaneros dejaron atrás a Estudiantes de Mérida y los peruanos Unión Huaral y Sport Boys, aunque la dura semifinal frente a Cruzeiro e...

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