Contra la corriente

La mejor película venezolana de la temporada comienza con imá genes caseras de material encontrado. El archivo familiar dota a la proyección de una sensibilidad rústica y analógica, a la vanguardia del género en el país. El llamado found footage presenta a un grupo de niños hermanados por el descubrimiento del deporte extremo del windsurf. Desde entonces, serán los protagonistas del largometraje de no ficción El Yaque, un viaje iniciático sobre el ascenso de cuatro amigos en el ranking mundial de la disciplina. Afuera los tratan como embajadores de buena voluntad y los elogian por sus aportes al desarrollo de la competencia. Lastimosamente, adentro de su patria los relegan a la condición de figuras invisibles. De hecho, uno de ellos debió salir del circuito global por falta de apoyo público y privado. Por tanto, el filme es un llamado de atención a las instituciones del Estado para velar por la preservación y el mantenimiento de los patrimonios individuales y colectivos. El mérito de la cinta radica en sacar a la luz la experiencia de éxito de los héroes anónimos de un pueblo de campeones internacionales. Ante la ausencia de patrocinio y respaldo gubernamental, los personajes hacen de tripas corazón, emprenden una búsqueda personal y encuentran el reconocimiento de sus pares en el extranjero. A su modo, la pieza expone el drama de ídolos venezolanos obligados por las circunstancias a tomar el camino del exilio para ga rantizar la supervivencia de su arte. Parece un fantasma recurrente del cine nacional. No olvidemos la tragedia de Un sueño en el abismo, cuando a raíz de la crisis de los ochenta se popularizó el tema de la fuga de cerebros. De igual manera, existen los precedentes audiovisuales...

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