Corrupción bolivariana

El problema más grave que sufre el país no es la conducción improvisada de los asuntos públicos, la ineficiencia en el manejo de los dineros del Tesoro Nacional o la indisciplina fiscal, sino la quiebra de los valores que son inherentes a un Estado serio y responsable. Ayer los venezolanos leímos con asombro cómo salen a Colombia los alimentos que no se consiguen en los abastos y bodegas, y que son pasados de contrabando al otro lado de la frontera en volúmenes tan grandes que no pueden trasladarse sin que exista una complicidad interna. Este es el lado flaco de la revolución que ha pervertido todos los escalones sociales de nuestro país. Por todas partes estallan escándalos de negocios sucios y acumulación de riqueza que obligan a la gente a preguntarse si esta administración bolivariana no tiene límites morales y éticos, si llegó al poder para saquear el tesoro público y "acomodarse bien", como hacían los perezjimenistas durante la dictadura.

Contra esa corrupción en la administración pública y en la conducción del Estado se levantó un pueblo obstinado ante tanto descaro, con el apoyo de las Fuerzas Armadas cansadas también de ese saqueo de los dineros públicos y de tanta ostentación de riqueza mientras un pueblo sufría hambre y pobreza, a la vez que era reprimido por los cuerpos de seguridad. La lección de esos días de diciembre de 1957 parecen no comprenderse en la actualidad. Es necesario que el Gobierno dé un golpe de timón y se dirija a una sociedad más libre y limpia de corruptelas. El Gobierno sabe...

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