El costo del precio

Con lo que cuesta una botellita de agua potable de 300 cc se puede pagar un tanque de gasolina y to davía sobran unas monedas para darle una sustanciosa propina al personal de la estación de servicio. Los economistas y los matemáticos han sacado todas las cuentas posibles, han diseñado algoritmos, ecuaciones y funciones, binomios y trinomios, y hasta simples reglas de tres y no han entendido por qué el triunvirato Cabello-Maduro-Ramírez prefi rió pagar el alto costo de una impopular devaluación de 46% que ajustar el precio de la gasolina, que se ha convertido en el gran tabú del mamotreto denominado quinta República. Todos los números indican que con la gasolina sucede lo mismo que con el pasaje del Metro, la electricidad y muchos otros servicios públicos, que saldría más económicos regalarlos que sufragar los gastos administrativos en los que se incurre para cobrarlos. Si la ley entrara por casa y junto con el precio de venta de la gasolina de 95 octanos se exhibiera el precio de costo, porque es público y notorio que una gran cantidad de la gasolina que se expende en el país es comprada en el exterior con los dólares preferenciales que administra Cadivi o sus sucedáneos, el usuario como escribirían los fablistanes de AVN se percataría del descomunal derroche gubernamental. Por ejemplo, el jueves pasado, a las 7:54 am, un galón de gasolina en la estación Exxon, en 11430 Rockville Pike y Nicholson Lane, en Maryland, Estados Unidos, costaba 3,89 dólares. Un galón equivale a 3,78 litros...

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