Un cotorreo desde la dictadura hasta la quinta república

La segunda película venezolana reciente que empieza por la partícula coloquial Er luego de Er Conde Jones, da voz a un perico bautizado Democracia narrado por Emilio Lovera que vuela sobre medio siglo de historia contemporánea venezolana. Se muestra el ascenso y la caída de un ministro adeco, uno de los dueños del ave una intolerable cacatúa blanca parece simbolizar al partido de Rómulo Betancourt, y una estampa del presidente Hugo Chávez con un loro sobre el puño, lo que es por lo menos llamativo en una época en la que los directores del cine venezolano parecen huir de cualquier referencia a la actualidad política. Para el director John Petriz zelli, autor de documentales como María Lionza: aliento de orquídeas, su largometraje de ficción Er relajo der loro no es sin embargo ni una comedia a pesar de la actuación vocal de Lovera ni una película política. Es una historia cíclica que tiene que ver más bien con identidades socioculturales. Con la adulancia, la corrupción y la falta de amor por lo propio, que son características que tenemos todos los venezolanos: los de la primera, la segunda, la tercera, la cuarta o la...

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