Nos han criado con la división, la rabia

A veces pienso que Dios utilizó a mi hijo para abrirle los ojos al mundo, dice Jeneth Frías, madre de Bassil Dacosta, asesinado en Candelaria, luego de la marcha del 12 de febrero. Las manos de la mujer están heladas, pese al calor de la urbanización Castejón en Guatire. Desestima las noticias sobre la detención de cinco funcionarios del Sebin, presuntamente implicados en el crimen. No cree en la justicia terrenal.Mientras habla, une las piernas y aprieta los dedos de las manos en señal de impotencia. Da tristeza cuando muchachos jóvenes caen así...

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