Sin criterio

El filósofo Jaime Balmes inicia así el primer capítulo de su obra fundamental, El criterio: La verdad es la realidad de las cosas. Cuando las conocemos como son en sí, alcanzamos la verdad; de otra suerte, caemos en error. El criterio de verdad, esto es, aquello que nos permite distinguir la realidad de las cosas de la fal sedad, es el sentido común, a saber, el punto de encuentro en la conciencia por el que se pasa de las representaciones subjetivas `me parece que es así’ a la realidad extramental `realmente es así’. De este modo, el sentido común pasa a ser norma de verdad y por ende de realidad.La posibilidad de distinguir realidades extramentales de ficciones creadas por la loca de la casa, para decirlo con Santa Teresa, pone las bases para que pueda existir una sociedad guiada por normas reales de convivencia.Entonces, si se destruye el sentido común en toda una sociedad, ya no hay criterio para distinguir la verdad de la norma de su mentira. Si la norma deja de ser verdadera, esto es, válida para regular las conductas comunes de todos los ciudadanos en la realidad de la vida social, el capricho, el atropello, el me da la gana, se instala en el mundo de las relaciones humanas.El capricho es la negación del sentido común como criterio de verdad de las cosas y por ende del valor real de la norma.La proclamación y difusión del capricho como criterio y el esfuerzo por instalarlo con la violencia de fuertes e...

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