Crueldades oficiales y de las otras

En los tiempos que corren, cuando los gestos de amabilidad han sido desplazados por em pujones y la cortesía desapareció o fue pulverizada por la conducta arrogante de los revolucionarios, pocos se acuerdan o conocieron de la existencia de reservas morales y de ese compromiso de cada ciudadano con el bien común.La formación, la capacitación, el progreso individual no eran considerados una manera de acercarse a la promoción social, a la obtención de riqueza o al poder, sino como la contribución de cada uno a la superación de la sociedad.En estas dos décadas de revo lución bonita, de cambio de paradigma, de transición al socialismo y cualquier otro de los remoquetes con los que han disfrazado la demolición de la república que comenzó con más de 400 muertes el 4 de febrero de 1992, el derramamiento de sangre, la violación de los derechos humanos, los procesos judiciales amañados, el trato cruel e inhumano, la distracción de las obligaciones del Estado, la corrupción y la penuria de la ciudadanía han convertido la existencia en poco menos que un desgarrador sálvese quien pueda. Así vamos.En momentos de gran confu sión, de tragedias naturales y de contradicciones que unos pretendían resolver con atentados terroristas, asesinatos de policías, sublevaciones militares y similares, el país confiaba en que al final se impondría la razón, la buena voluntad, la opción menos dañina para la sociedad; que las...

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