Cruise sin satélite

El director estadounidense Joseph Kosinski es arquitecto de formación y donde hay que encontrar su principal valor como realizador, hasta ahora, es en el diseño de los escenarios de sus dos películas: su ópera prima, Tron: el legado 2010, y Oblivion 2013, propuesta de ciencia ficción erigida alrededor de Tom Cruise que se debate entre relámpagos de originalidad y nubarrones de lugares comunes que no le tienden emboscada alguna al espectador ya más o menos familiarizado con el género.Lo mejor de Oblivion una pa labra inglesa que alude al olvido y la inconsciencia es su elegante primer segmento, el de la introducción. El argumento tiene cierta similitud con el del filme animado Wall-e . El año: 2077. La Tierra ha quedado inservible para la vida humana luego de una guerra con una raza invasora que incluyó la destrucción de su único satélite, la Luna, acontecimiento trágico para los enamorados y que a su vez provocó incontables catástrofes naturales. Nueva York y sus grandes símbolos urbanos, por supuesto, quedaron en ruinas, que es lo mínimo que uno puede esperar de todo título decente de ciencia ficción con un dejo de revanchismo anticapitalista.Los sobrevivientes del pla neta aguardan ahora en una estación espacial. Jack Harper Cruise es uno de los encargados del intento de reactivación de los recursos naturales terrestres. Lee poemas épicos de Thomas Macaulay, recuerda con nostalgia a los equipos deportivos de Nueva York y habita en órbita junto a una especie de compañera de diseño que satisface transitoriamente sus necesidades laborales y sexuales, Vika Andrea Riseborough. Las navecillas voladoras de Oblivion y su propulsión ya valen la entrada al cine.Es difícil avanzar sin revelar detalles cruciales de la historia...

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