Cualquier migrante aspira a volver a ser ciudadano

Al psiquiatra Harry Czechowicz no le gusta usar chaqueta. Esta vez, para la foto, quiso hacer una excepción. No me gusta usar chaqueta. Se paró de la silla, la haló, intentó domesticarla y se sentó. No me gusta usar chaqueta. Pero, al rato, Czechowicz se acostumbró y dejó de pensar en su ropa. Adaptarse es la clave y él lo sabe. Lo sabe y lo predica. El médico atiende en un con sultorio amplio que tiene las marcas de sus gustos. Esto no es un altar de Gandhi, sólo que no sabía dónde ponerlo, dice señalando un cuadro del líder indio. Hace cinco años y medio notó un cambio, una novedad en el motivo que llevaba a los pacientes a su consultorio en una casona silenciosa, arropada por la hiedra. Comenzaron a llegar a la terapia personas que tenían como motivo principal de consulta la decisión de migrar. Llegó a ser 30% de los pacientes, recuerda Czechowicz, que en 38 años de profesión se ha especializado en psiconcología, psicoterapia y terapia de parejas. Una cosa es viajar, otra co sa es irse. Una cosa es desplazarse y otra es huir. Hay quien se mueve para encontrarse en el reflejo de una vidriera a 10.000 kilómetros del espejo de su baño; hay quien lo hace para perderse entre los sellos de un pasaporte. Los periplos emocionales de cada proceso de migración son tan distintos como las maneras de doblar la ropa en una maleta, pero hay unas cualidades que ayudan para que el proceso Âsiempre largo e impredecible sea más leve. Una mochila de destrezas que Czechowicz bautizó como inteligencia migratoria. Perseverancia, resiliencia, tolerancia, capacidad de perdonarse a sí mismo, adaptación a nuevas realidades laborales y disposición para aprender la estructura normativa del lugar al que se va son las más importantes. Son destrezas que vienen de la psicología positiva. Todo es aprendizaje y modificación de conductas, aclara. El proceso que ocurre frente a los ojos de Gandhi no busca que el psiquiatra decida por el paciente. La mayoría de la gente se va empujada, no por análisis. Soy pro análisis con asistencia y creo en el ensayo y error. Mi intención es que la persona se quede más tiempo para que, si se va, lo haga con más oportunidades. Emigrar trae implícito el derecho a soñar con un futuro mejor. Sin el elemento de esperanza, nadie emigra. Hay gente que se va creyendo que así va a resolver sus problemas; por ejemplo, se quiere divorciar y piensa que yéndose va a mejorar su matrimonio. Emigrar no soluciona nada, pero te transforma definitivamente...

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