Cuba: la luz apagada

Estar una semana en La Habana para quien como yo no conocía la ciudad es una experiencia de alta intensidad. Recién regresado a Chile, me sigue dando vueltas todo lo que compartimos mientras tratábamos de entender lo que a veces parecía otro planeta. Visitamos los estudios de varios artistas jóvenes. Las artes visuales son una buena expresión de lo que es el país, ya que no han sido tan reprimidas, a diferencia de las literarias, duramente censuradas por el régimen. Entre los artistas, se repetía un gran tema: el de la sobreimposición de tiempos que hay en la isla, donde el pasado irrumpe a cada rato como un convidado de piedra.Eso se debe en parte a que el régimen ha sido culto en cuanto a conservación arquitectónica: donde en tantos países se demuele, en Cuba se restaura.Lo que se puede, claro, porque la mayor parte de la ciudad está en decadencia.Al recorrer las obras de estos artistas, me acordaba de Tres tristes tigres , esa gran novela de 1965 que no se puede comprar en Cuba en la que Cabrera Infante rescata La Habana nocturna de antes de la revolución: su música, su humor, su sensualidad...

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