Un cuento y una voz

Es evidente que el oficialismo no ha sabido leer lo ocurrido el 6-D. Apenas ha pasado un mes y todavía no han aceptado los resultados electorales.Quiero decir que han respetado aparentemente los números dados por el CNE pero no han aceptado la legitimidad de esos números, no han asumido la realidad que representa esa cifra. Todo lo contrario: han hecho lo imposible, en todo terreno y sin pudor, para descalificar una decisión popular.Con el nuevo año, llegaron al clímax de proponer que ya la mayoría de los ciudadanos que habían votado por la oposición, o que habían dejado de votar por el oficialismo, estaban arrepentidos.Todo forma parte de lo mismo: la democracia solo existe si el gobierno gana las elecciones. Si las pierde, la democracia pasa a ser entonces un sistema atrasado de representación burguesa. Esa es la peor perversión de los poderosos: decretar que ellos son el pueblo.No es fácil lidiar con esto. No es fácil enfrentarse a quienes están acostumbrados a mandar sin rendir cuentas, a quienes no quieren renunciar a sus privilegios, a quienes no están dispuestos a respetar ningún tipo de formas, a quienes han hecho de la mentira un discurso veraz y oportuno. Son también muy evidentes todas estas cosas pero, igual, y de cara a los hechos de esta semana, vale también hacerse la misma pregunta: ¿la dirigencia de la oposición sí ha sabido leer bien lo ocurrido el 6-D? Desde hace años, hay en el país una tendencia que no se ha detenido y que, elección tras elección, suma votos a la alternativa democrática y resta votos al oficialismo.En los pasados comicios, esa tendencia siguió su ritmo ascendente. Pero el gran fenómeno, que produjo el aplastante resultado, tuvo mucho más que ver con la cantidad de ciudadanos que dejaron de votar por el oficialismo: más dos millones. Yo supongo que ellos, ahora, permanecen atentos, expectantes. Quizás, precisamente, para todos ellos ha debido hablar Henry Ramos Allup el día de la instalación de la nueva Asamblea. Tenía ahí, por primera vez en años, la posibilidad de ser oído por la mayoría; la posibilidad de ofrecer un relato alternativo, que tocara los problemas de la gente, las urgencias económicas y sociales...

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