Los cuentos de Navidad urbanos no tienen moraleja

El cuento de Navidad, esa herramienta para incentivar el hábito de la lectura y la unidad familiar, cobra nueva vida en Latinoamérica, pues acaba de presentarse en México una antología de 20 de estos relatos y se tiene previsto que en 2012 se editen 2 decenas de historias más. En El último árbol. Cuentos de Navidad Planeta, 2011 la editora y periodista argentina Mónica Maristáin convocó a 2 decenas de plumas alrededor de las fiestas de la Natividad. En la antología iberoamericana de 136 páginas hay relatos de escritores como los colombianos Héctor Abad Faciolince, Antonio Ungar y Sergio Gamboa; los españoles Elvira Lindo y José Ovejero, y el peruano Santiago Roncagliolo. Como era de esperarse, los más abundantes son los autores argentinos y los mexicanos. En el primer grupo figuran Andrés Neuman, Federico Andahazi, Edgardo Cozarinsky y Rodrigo Fresán; en el segundo, Juan Pablo Villalobos, Alejandro Páez Carela, Norma Lazo, Ana García Bergua, Álvaro Enrigue, Alberto Ruy-Sánchez, Francisco Hinojosa, Mónica Lavín, Élmer Mendoza y Pedro Ángel Palou. El resultado demuestra que atrás quedaron Un cuento de Navidad, San Francisco y el pesebre, El niño que lo pidió todo, La vendedora de fósforos, Rodolfo, el reno y El árbol de Navidad, así como cualquier otro relato que concluya en fábula. En el prólogo de El último árbol la compiladora señala que, aunque los cuentos contemporáneos no suelen traer moralejas ni participar en esa magia redentora por medio de la cual los malos se convierten en buenos y los buenos en mejores el día en que se celebra el nacimiento del niño Dios, se erigen de todos modos en un testimonio irrebatible de que la ocasión navideña es todavía un buen tema para los escritores. A la venezolana. Movidos por la iniciativa mexicano-argentina, en la que por cierto no se convocó a ningún escritor venezolano, se realizó una encuesta entre varios narradores del país que publicaron un libro en 2011. Rodrigo Blanco Calderón, au tor de Las rayas Puntocero, piensa que un relato navideño en estos tiempos tiene que afrontarse con el escepticismo de la época. La alternativa más fácil es la que brinda el humor y la ironía: imaginar a unos reyes magos que, cuales técnicos de Directv, tocan la puerta de una casa, son bienvenidos por la familia, para luego maniatar la y asaltarla. O un Santa protestando ante un ministerio público, cual maestro de Fe y Alegría, porque...

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