La cumbre de la atrocidad

El establecimiento del grado de represión que predomina en la actualidad no se hace fácil en un país que se ha caracterizado por la reiteración de opresiones terribles. José Tadeo Monagas se valió del populacho para atacar con violencia el Parlamento opositor, has ta convertirlo en colaborador sumiso; pero también de una gendarmería dispuesta a distribuir chaparrazos y a montar cepos a granel. Guzmán tuvo una policía que, debido a sus atropellos, fue comparada con los esbirros del dictador Juan Manuel de Rosas en la Argentina. Cipriano Castro se ufanaba de los castigos que ordenaba contra los caudillos que le adversaban, y llegó a referirlos en sus cartas y a permitir que su burlaran de sus tormentos en la prensa. De la hegemonía que impuso Gómez se pueden escribir tratados voluminosos sobre una ordalía de dolor y muerte, capaz de transformarse en prototipo del género. El perezjimenismo nos ha dejado la memoria oscura de la Seguridad Nacional y del pánico que provocó en la ciudadanía. Durante el período de la democracia representativa se sucedieron hechos de persecuciones opresivas, especialmente contra los movimientos guerrilleros, en cuyo combate se cometieron excesos imperdonables, pero también contra manifestaciones de los estudiantes. En cada caso se trató de ofrecer una justificación de la violencia ejercida por el Estado, pero en cada uno de tales períodos se escribieron capítulos de ignominia en los cuales se registran los desmanes de una autoridad despótica y el padecimiento de la sociedad que, a través del tiempo y en el ejercicio de sus derechos, ha buscado una convivencia civilizada.La dictadura de Maduro no solo se inscribe dentro del marco de los cruentos ejercicios que la preceden, sino que también se ha empeñado en superarlos. Es cierto que, a diferencia de los retos manejados por las autocracias anteriores, ha debido enfrentar un rechazo masivo que antes apenas se concibió en tiempos de guerra, pero es igualmente indiscutible que los ha considerado como si formaran parte de los contingentes armados que fueron frecuentes en el siglo XIX. Los trata de manera semejante, con las diferencias propias del paso de los tiempos y de la evolución de las herramientas de represión. Gómez, verbo y gracia, no sufrió el ataque de una oposición...

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