Entre la daga y el sable Para volver a romper todo el silencio

E n el poema Podría ser un retrato, de La mu jer que nos mira 2000, Edda Armas anota: Las ideas son moscas/ en el ocio. Esta imagen precisa, contundente que articula ya una voz madura, era acaso intuición primera 25 años antes, en los tanteos iniciales con los que una joven estudiante de Psicología de la UCV comenzaba el difícil remar en las aguas del poema. Y es que asistimos en Roto todo silencio 1975 a la fundación de una poética que, década tras década, se irá abriendo su lugar en el admirable ciclo de la poesía venezolana del siglo XX. El nacimiento de esa poética, como veremos, se funda en la tensión elemental entre idea e imagen, razón y creación. Es el devenir de esa tensión primera, me parece, el que articulará la poesía toda de Edda Armas.Un pensamiento que, en su ha cerse o decirse, deviene no idea sino casi imagen. Una imagen que no puede ni quiere ser plena pues se sabe, en su configuración, deudora de un estado primero de la razón: encarnación de su falla. He allí el lugar de entretanto de puente que ocupan estos textos breves, tan silenciosos, tan abiertos. He allí, en ese equilibrio de lo que no puede ni quiere ser pensamiento o imagen solamente si no punto de encuentro fragmentario entre ambos, ensayo del decir, forma provisional, en camino, latente, la belleza de los mínimos cuerpos textuales que, constelados, configuran Roto todo si lencio 1975. Embrio nes de pensamiento, los hubiese llamado Edgar Allan Poe. Acaso solo un sentir que busca, tanteando, su propia forma momentánea: su devenir verbal. Y de allí, justamente, el aura enigmática que a ratos acompaña estas da gas primigenias de Edda Armas: todo lo que dejan al apetito y la imaginación del lector, que tomará sus hilos y, en su propia lectura, los concretará, redimensionándolos.Este breve, leve decir, con centrado y preciso pero a la vez también como aéreo, casi gaseoso, prácticamente conmina al lector a elegir su vía de acercamiento y comprensión. No sorprende, por ello, que tantos artistas plásticos o escritores que comparten la vocación por la palabra y el gusto por el dibujo, se hayan dedicado a reinterpretar Roto todo silencio , ilustrándolo. No solo la fuerza verbal contenida y abierta de los versos de Edda Armas los impulsó: también esa blanquísima página de la que estos emergen como islotes de materia otra entre la nieve. Todo ese blanco le hizo sentir a algunos lectores que el poemario no era solo y simplemente un poemario: que se trataba de un artefacto...

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