Daniel Yergin y el petróleo en el siglo XXI III

De esta historia monumental del petróleo, la política y el panora ma de la energía en el mundo, Daniel Yergin dedica en The Quest capítulos a Ru sia y China, la potencia que produce y la que consume y consumirá cada vez con mayor voracidad, que suscitan gran interés, y no dudo de que expertos y técnicos los lean con mejor comprensión y provecho. Sin abordar todavía el capítulo El petro-Estado, dedicado a Venezuela, no se puede dejar de pensar en nuestro país mientras se recorren las páginas referidas a ciertas etapas de la historia petrolera de la Unión Soviética e, incluso, de la Federación Rusa, como podrá apreciarse. Y también de la historia de China. The Quest retrata uno de los momentos más singulares de la historia del siglo XX. Aquel 25 de diciembre de 1991, hace veinte años, en que Mijail Gorbachov se dirigió a su país para anunciarle que renunciaba a la Presidencia de la Unión Soviética, y la URSS dejaba de existir. Tenemos en abundancia tierras, petróleo, gas y otros recursos naturales, considerable talento e inteligencia, dijo, y añadió: Sin embargo, hemos estado viviendo en condiciones mucho peores comparadas con los pueblos de los países in dustrializados, y nos hemos quedado atrás. El discurso de Gorbachov duró doce minutos, se lee en The Quest. Y eso fue todo. Después de siete décadas, el comunismo desapareció en la tierra en que había nacido. En el colapso de la Unión Soviética el petróleo dijo la última palabra. En los sesenta retomó sus exportaciones petroleras, tuvo ganancias inesperadas a raíz de la Guerra de Octubre 1973 y del embargo árabe, y después por las secuelas de la revolución de Irán. Los ingresos petroleros financiaron su aparato militar y otras necesidades impostergables, pero al propio tiempo les permitieron suponer a los jerarcas del Kremlin que no era necesario emprender reformas en el régimen comunista. De esas necesidades impostergables, como anota Yergin, la importación de alimentos figuraba en lugar prioritario, porque la agricultura estatizada era improductiva y sólo la importación permitía evitar, incluso, las hambrunas. Con los altos precios petro leros, la URSS ignoró que tenía pies de barro. Cuando Gorbachov quiso emprender las reformas sin cambiar el sistema, la mala suerte lo esperaba a la vuelta de la esquina. En 1986, un año después de su ascenso al poder, el exceso de oferta y la reducción de la demanda en el mercado petrolero echaron abajo los precios, no hubo divisas para importar alimentos...

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