La danza ingrávida de Nureyev aún vive en los escenarios

Su cuerpo liviano abandonaba la materia al subir al escenario y se convertía en música, en escarcha, en brisa. En la delicadeza y precisión de sus piruetas y arabescos, Rudolf Nureyev dejaba algo más que el alma. Considerado por muchos críticos como el mejor bailarín del siglo XX, el artista ruso que vivió entre la miseria y la opulencia, entre la promiscuidad y la soledad, cumplió el 6 de enero 20 años de fallecido. Para conmemorar su legado, durante 2013 se danzarán sus piezas, se realizarán exhibiciones en museos y se celebrarán homenajes en París, Londres, Melbourne Australia, Milán, Moscú, Viena y San Francisco. Víctima de lo que en los años ochenta se consideraba una rara infección neumónica con síntomas del sarcoma de Kaposi, Nureyev murió a causa del sida. Sufrió una larga agonía y en sus días finales casi no reconocía a quienes lo visitaban. Tenía 54 años de edad. Su última aparición en pú blico fue en octubre de 1992, cuando presentó en la Ópera Granier de París su producción de La bayadera. Se veía demacrado y débil y tuvo que ser asistido para subir al escenario en el que, tras una ovación, el ministro de Cultura francés, Jack Lang, lo condecoró. Fue enterrado, como había pedido, en el cementerio parisino de Sainte-Geneviève-desBois, a pocos metros de Vaslav Nijinsky, otro de los grandes bailarines de la historia y con quien se le solía comparar. No tenemos nada que ver declaró Nureyev en una ocasión, la imaginación de la gente de 1900 forjó un ideal; fue el primer montaje publicitario del mundo de la danza. Quien luego sería bailarín, coreógrafo y actor nació en un tren el 17 de marzo de 1938, en el trayecto entre el lago Baikal y la ciudad de Irkutsk. Su madre iba a encontrarse con su pa dre, un comisario político del Ejército Rojo. La infancia de Rudolf Jametovich Nureyev fue dura, y una vez llegó a desmayarse en la escuela por el hambre. Su primer encuentro con el ballet ocurrió un Año Nuevo, cuando su madre lo llevó a un espectáculo. Recibió sus primeras lec ciones a los 8 años de edad y a los 17 ingresó en la Academia Vagánova, para luego ser admitido en el prestigioso Ballet Kirov de Leningrado. Allí se destacó entre 1958 y 1961, hasta que en ese año, durante una gira que habían aprobado las autoridades soviéticas, Nureyev logró burlar a los agentes de la KGB que acompañaban a la agrupación y no subió al avión que...

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