Davalillo sólo confía en la intuición

Marco Davalillo no le teme a los que otros podrían considerar causas perdidas. Se ha convertido en el último recurso cuando nadie se atrevería a tomar las riendas de un equipo y ha conseguido resultados. Lo hizo con Caribes y ahora con Tiburones. No se apega al librito que todos conocen, pero que todavía nadie ha escrito ni publicado. El corazón le dicta qué hacer y los resultados le respaldan. El 9 de diciembre de 2006 le entregaron al equipo anzoatiguense, luego de los despidos de Luis Dorante y Dave Machemer. Restaban 15 encuentros y terminó con récord de 9-6. Al siguiente año fue ratificado en el cargo y guió a la tribu al mejor récord de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional 39-24 y se llevó el premio Manager del Año. Al año siguiente cortó lazos con los orientales y fue contratado como parte del cuerpo técnico de La Guaira y el destino lo volvió a poner en situación muy parecida, tres campañas más tarde. Se encargó de un club moribundo, después de ser despedidos los estrategas Carlos Subero y Phil Regan. Un deja vu que ayer le ofrecía la posibilidad de ser el primer clasificado de la contienda 2011-2012. No voy a hablar de lo que ocurrió antes de ser nombrado piloto de esos equipos. Lo importante es que cuando llegué les brindé confianza a los peloteros. Independientemente de lo que ocurra, siempre tienen mi apoyo, explica. No ganas sino tienes a un clubhouse contento. Esa filosofía lo tiene con una marca de 101-67 desde que...

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