La debacle de Bahía de Cochinos

E l 17 de mayo de 1959, Fidel Castro proclamó en su antigua comandancia en la Sierra Maestra la ley de Reforma Agraria. El objetivo de la ley era desmontar la estructura de la propiedad rural en Cuba, típicamente capitalista, abrumadoramente latifundista y en buena medida de propiedad o en usufructo norteamericano, que para esa fecha sumaban casi dos millones de hectáreas sembradas de caña de azúcar o dedicadas a la cría de ganado vacuno, el equivalente a 11 por ciento de todo el territorio cubano y a 25 por ciento de su geografía agrícola y pecuaria.En un primer momento, Washington había reconocido el dere cho cubano a emprender una reforma agraria, pero ahora, al conocer el contenido de la ley, rechazaba de plano que no reconociera el valor de mercado de las tierras afectadas sino el declarado por sus dueños en las liquidaciones del impuesto sobre la renta. También rechazó, categóricamente, que el pago de las expropiaciones se hiciera mediante bonos del Estado con vencimiento a 20 años y 4 por ciento de interés anual y no de contado.En aquellos tiempos de clara hegemonía esta dounidense en la región, resultaba inevitable que esta reforma agraria provocara una respuesta contundente por parte de Estados Unidos, aunque sus primeras reacciones se circunscribieron a solicitar por medios diplomáticos una rectificación cubana. La última de estas gestiones se produjo el 4 de septiembre de 1959, cuando tras varios meses de intentarlo en vano, el embajador Philip Bonsal consiguió ser recibido por Castro para poder expresarle personalmente la seria preocupación de su Gobierno por el trato que estaban recibiendo...

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