Debate que menos mal no fue debate

  1. Aunque pichirre con el buen juego, la Vinotinto ganó la semana pasada y consiguió, en Pueblo Nuevo, un triunfo que la coloca en buena posición para poder llegar Âesta vez como que sí al próximo mundial de fútbol. Así, los venezolanos tuvieron de nuevo, esa noche del martes, un motivo para re encontrarse y hubo patria, al menos por un ratico, el ratico que tardó en regresar la sensación térmica de que vivimos en un país fracturado y no sé si decir bifurcado, un país que se cree dos países que no se hablan ni siquiera para saber cuál es el alcance de sus discrepancias. II. Así, después del efímero sabor cito a destino compartido, el país bifurcado volvió a lo suyo, esta vez en la Asamblea Nacional. Con apuro digno de mejor causa Âno hubo ni el amago del parlamentarismo de calleÂ, fueron aprobadas varias leyes que, por su trascendencia, merecían un trato menos sectario. Se olvidó, así pues, que el Parlamento es, desde luego, el lugar en donde se fabrican las normas, pero es, igualmente, un ámbito imprescindible para la deliberación política, obligado a recoger los sentires de la calle. Cierto que la mayoría decide, esa es la regla de la democracia, pero la aritmética no condona la presentación de argumentos ni, tampoco, la digestión de las razones del que piensa distinto. Empleada así, la aritmética sirve para el abuso que, hasta nuevo aviso, es antidemocrático. III. Así, después, como digo, del saborcito a patria que nos dejó la victoria de la selección, la realidad, testaruda como es, nos recuerda que nuestra vida transcurre en una sociedad calada por la zozobra y con señales peligrosas de anomia. Veníamos del secuestro del pelotero Wilson Ramos cuando ocurrió el asalto a la UCV, dos hechos resaltantes que forman parte de una lamentable cotidianidad puesta de manifiesto en homicidios, secuestros y robos, por no meter en el mismo saco otras formas de violencia más sutiles, pero así mismo socialmente devastadoras. Y no es que durante esta última década se haya inventado la inseguridad, pero sin duda hoy vivimos en un país menos civilizado, más inhóspito, más bárbaro, más cruel, de lo que era antes y, por desgracia, lo estamos convirtiendo en un lugar en el que muchos preferirían no vivir. IV. Así las...

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