Debemos cuidar la unidad como la niña de nuestros ojos

Por estos días el alcalde metropolitano de Caracas dice vivir una paradoja. En 1998, cuando se enfrentó a Luis Alfaro Ucero por la candidatura presidencial de Acción Democrática, le dijeron que no porque carecía de la experiencia necesaria, aunque tuviera la delantera en las encuestas. Ahora me dicen que sí la tengo, pero me aplican el argumento de que no tengo ventaja en las encuestas y que soy un anciano a mis 56 años de edad. Niega una obsesión por Miraflores, como la que marcó al ex presidente Rafael Caldera, pero sí cree que tiene la experiencia suficiente para reunificar a Venezuela. No soy un político intermitente. Durante 43 años he trabajado. En mi recorrido no estaba desfilando en una pasarela ni haciendo casting. Se debió tomar luces y entender que no se va a votar por un pantalón de moda. Recomienda a los que están en la palestra exponer sus planes de gobierno por temas y en debates reglamentados. -¿Qué balance hizo para retirarse? -Más que retirada es un salto al futuro que hice pensando en Venezuela. Quizás algunos no me crean por aquello de equiparar a los políticos con mentirosos. No. Me he impuesto hablar con franqueza y administrar los mensajes que puedan perturbar lo más sagrado de la oposición: la unidad. A uno no se le acaba la vida con estas decisiones. Hice un balance de la realidad. Busqué con entusiasmo y candor, que no es pecado, el apoyo de AD y de otras fuerzas políticas y no lo obtuve. En este momento la unidad es una urgencia nacional. Hay que cuidarla como la niña de nuestros ojos. Ante eso vi dos caminos: ser aspirante o líder. Escogí ser líder al servicio de la unidad venezolana. -¿Henry Ramos Allup le comunicó la decisión de apoyar a Pablo Pérez antes de hacerlo oficial? No. Amigos me insinuaron que esa era la decisión y sería irreversible. Unas son de cal y otra son de arena. Cuando uno es servidor público a veces se da el caso de que viene una persona y le pide a uno un vaso de agua y uno se lo da. Luego pide un lápiz y uno se lo da. Luego una tacita, una pastilla para el dolor de cabeza, una libreta, un teléfono y cuando pide un pasaje de avión y usted no se lo da, entonces dice que uno es malo. Pero así como AD no me apo yó esta vez, sí lo hizo en otras oportunidades: en la seccional juvenil, en el CEN, en la secretaría política, en la alcaldía de Libertador, ahora en la alcaldía metropolitana, para la cual Henry se fajó a defender mi opción. Por eso digo: no gano encuestas sino elecciones. Sólo dos...

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