Una década de desencanto ante un enemigo invisible

¿Es el incinerador al que inexorablemente se dirigen Woody y Buzz Lightyear, sumergidos en un amasijo infernal de basura en Toy Story 3, una reminiscencia de los hierros retorcidos de las Torres Gemelas de Nueva York? En el póster de la entrega final de Harry Potter, ¿sirven acaso las ruinas en fuego del amado castillo de Hogwarts (una especie de útero materno) como una metáfora de la irreparable herida en el corazón de la que bien podría considerarse la capital simbólica del planeta? Quizás el ejercicio implique llevar demasiado lejos las consecuencias culturales del 11 de septiembre de 2001. Pero el efecto de los atentados impregnó el imaginario cinematográfico de toda una década, aunque no siempre se apreció a simple vista.

Existen varios tipos de películas relacionadas con el 11 de Septiembre. Unas pocas se atrevieron a recrear directamente los atentados en Estados Unidos y los pequeños y grandes dramas que de ellos se derivaron, como Las torres gemelas (2006). Un nutrido cargamento de cine independiente y de documentales ha enfilado hacia la política exterior estadounidense, casi siempre con un acento crítico: el 11-S es una consecuencia del rumbo errático de Washington; y la respuesta militar a los invisibles autores del 11-S, una prolongación de esas equivocaciones. Una comedia como Hombres de mentes (2009) o dramas como Syriana (2005), La conspiración (2007) o El buen pastor (2006) ilustran este tipo de filme.

Mucha de la producción de Hollywood, por supuesto, optó por la evasión. Sin embargo hay otro tipo de filmes que, si bien en apariencia carecen de mensaje político, de algún modo están impregnados del espíritu de los tiempos posteriores al 11-S: paranoia, impotencia, desencanto y ambigüedad moral. No casualmente la segunda película más taquillera de la década pasada en Estados Unidos fue la sombría El caballero de la noche (2008).

Rascacielos herido. "Los primeros 10 años del siglo XXI pertenecieron a los superhéroes y a la ansiedad de una figura protectora. Pero El caballero de...

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