Déjame en paz, amor tirano

La obra maestra de la tiranía es la corrupción: el veneno que va cayendo gota a gota sobre el alma de los pue blos, y la entorpece y la engangrena, es la sabiduría de los tiranos, decía Juan Montalvo 1832/ 1889, un ecuatoriano de temperamento volcánico, como lo llamó Rufino Blanco Fombona... Y aunque en este país todavía no nos hemos puesto de acuerdo sobre si Corazón de mi Patria es tirano, dictador, autócrata o simplemente un mandatario picaroncho, es importante destacar que el personaje al que aludió Montalvo y al que dedicó buena parte de sus panfletos políticos, Gabriel García Moreno, fue conocido como dictador vesánico y teocrático, centralista y conservador, a pesar de haber sido electo y reelecto como él. Déjame en paz, amor tirano, déjame en paz..., decía Luis de Góngora en un poema que ahora es pieza de trovadores famosos, en el que preguntaba: ¿Qué buena guía podéis de un ciego sacar... y de un tirano, qué piedad?. Del nuestro muy poca piedad podemos sacar, a pesar de que no se han perdido las esperanzas de que se dicten algunas medidas que beneficien, entre otros, a la jueza Afiuni, a los comisarios del 11-A, a los asesores financieros de Econoinvest, al cacique yukpa Sabino Romero que lidera la lucha por las tierras de la sierra de Perijá y al montón de exiliados que hay por todas partes. Cómo estará el alma de los...

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