Demagogo

Aestas alturas del juego, su juego, es imposible que el autócrata exhi ba una sola obra que valga la pena mencionar, y las pocas que se salvan, el puente sobre el Orinoco y las cuatro piches estaciones del Metro que por sí solas no resuelven nada han sido planificadas, ejecutadas y financiadas por la empresa apóstol de Lula, la Odebrecht. La otra de cierta importancia es el tramo de la autopista Caracas-La Guaira, construido cuando ya no había alternativa, en sustitución de un viaducto, vencido por el deterioro, cuyos crujidos no llegaron a ser escuchados en Miraflores. Para justificar lo que no se hace, lo que no se hará y lo que se ha hecho mal el asfaltado de calles sin llenar los huecos y el malpintar y el repintar de amarillo los bordes de las aceras, el autócrata se atribuye cuanto se haya hecho en el país, desde la gratuidad de la educación, decretada por Antonio Guzmán Blanco, hasta la nacionalización del petróleo, durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, y miente, miente, miente, sobre supuestos logros de su revolución ninguno sin parar, sin pudor, sin vergüenza. Los estragos de las lluvias, con medio país en emergen cia, lo obligaron a dar la cara en los lugares más afectados antes se metía bajo la cama cada vez que sonaba un trueno, quién sabe si por temor a que la gente atribuyera los efectos del mal...

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