El derecho de Isabel

Mañana la oposición elige al candidato de la unidad que habrá de enfrentarse en las elecciones presidenciales con quien acapara el poder en Venezuela desde hace más de doce años. Hay altas expectativas con estas elecciones primarias; sin embargo, no deja de sorprender la cifra de venezolanos que falta por inscribirse en el Registro Electoral, se habla de millones como si viviéramos en tiempos indiferentes. Tantos jóvenes que no se han molestado en registrarse para votar quizás porque crecieron en el actual statu quo y sienten que qué fastidio, la política es problema de viejos. También hay que pensar que a los 17, 18 años de edad los muchachos apenas están dejando de ser niños; por eso, a menos que su chamo sea un nihilista convencido que no cree en nada ni en nadie posición que hay que respetar, si simplemente es de los que siempre encuentra una excusa para no ir a inscribirse en el Registro Electoral: Tengo tarea, estoy cansado, están pasando Glee, no está de más que los padres les demos un empujoncito y los llevemos a un operativo del Consejo Nacional Electoral como si los lleváramos a comprar zapatos. Tan fácil que fue registrarme cuando cumplí 18 años de edad, a principios de los años ochenta. Mis padres ni se enteraron, fui caminando al centro electoral más cercano a casa, me anotaron en un cuaderno y estoy votando en el mismo liceo de Chapellín desde hace casi 30 años. En cambio, en la era de las computadoras no podemos inscribirnos sino en operativos especiales organizados por el CNE, en el caso de Caracas, en las estaciones del Metro. Mi hija mayor se inscribió hace 3 años en la estación Chacaíto en menos de 10 minutos, pero cuando en diciembre le tocó hacerlo a su hermana Isabel, en Chacaíto ya no estaban inscribiendo. No fue fácil inscribir a Isabel en el Registro Elec...

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