El desafío electoral

El domingo de su postulación, Henrique Capriles Radonski tenía que poner a prueba su capaci dad para movilizar a centenares de miles de partidarios. De paso, demostrar que estaba en magnífica condición física. Logró con creces ambos objetivos. El lunes, Hugo Chávez estaba obligado a convencer a propios y extraños de que no se hallaba a un paso de la tumba. Lo consiguió, pero sólo a medias. Fue evidente que se encuentra notablemente disminuido por los efectos devastadores del cáncer, aunque su voluntad, con la ayuda de una excelente puesta en escena del acto de su cuarta postulación como espectáculo para la televisión, consiguió transmitir la imagen de un hombre con menos problemas físicos de los que en verdad tiene. Era lo que estaba previsto. Lo que sin duda sí llamó la atención fue la parquedad del discurso de Capriles, reducido a una breve reiteración de sus anhelos de paz, reunificación ciudadana y solución de los problemas concretos que acosan y desesperan al ciudadano común, y que Chávez, sin tener en cuenta para nada las circunstancias del momento, cayó una vez más en la tentación de aburrir a su público con una farragosa lección de muy elemental doctrina marxista-leninista en el mejor es decir, peor estilo tercermundista de los años sesenta, lección en la que, por otra parte, se limitó a repetir sus consignas más básicas de siempre: independencia patria, sustitución de un modelo económico capitalista por otro socialista del siglo XXI, conversión de Venezuela en lo que él viene llamando paíspotencia, fomento de un mundo multipolar y firme defensa ecológica del planeta y de la raza humana, según Fidel Castro, amenazada con el exterminio por la voracidad sin límites de los grandes centros del poder capitalista mundial. ¡Por favor! Desde esta perspectiva, cabe preguntarse cuál de los dos mensajes se impuso ese fin de semana. ¿La promesa chavista de darle a Venezuela la misma medicina de estos últimos 13 años, pero en dosis considerablemente mayor, o la de Capriles de producir un vuelco modificador del disparate chavista para garantizarles a todos los venezolanos seguridad, vivienda, empleo, educación y salud? O sea, ¿preferirán los electores apostar por la posibilidad de reordenar sus vidas en el marco armonioso de una sociedad moderna, aunque no existan garantías reales de que Capriles pueda...

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