El desconcierto

El primer mes de la gestión de Nicolás Maduro se ha caracterizado por el desconcierto, la falta de coordinación y la improvisación que reina en el Gobierno. En los asuntos políticos predominan las acciones agresivas, lideradas tanto por Maduro como por el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.

En contraste, en el área económica se observa una extraña pasividad y una parálisis absoluta, apenas sobresaltada por algunos enroques de ministros y los anuncios de exiguos aumentos de salarios y de alzas crueles en los precios de los alimentos como la leche, la carne, el pollo y el queso. De nada vale subir los salarios en 20% si a los pocos días este aumento se vuelve sal y agua al autorizar nuevos precios correspondientes al mismo 20% salarial concedido.

El incremento en el índice de escasez de productos básicos, de acuerdo con las estadísticas oficiales, no sólo es preocupante sino que trae consigo peligrosos nubarrones que presagian una posible tormenta en los sectores populares.

No obstante la disminución de las funciones de Giordani, otrora zar económico, y el nombramiento de un nuevo ministro de Finanzas, el país no recobra la confianza, ni se estabiliza la situación del comercio, la industria o el sector agropecuario ni mucho menos la actividad petrolera.

Esta falta de acción ante el desastre económico que vivimos resulta una rotunda agresión a la calidad de vida de los venezolanos. Según las cifras publicadas por el Banco Central, por ejemplo, la inflación durante el mes de abril fue de 4,3%, la mayor de los últimos tres años, y en el caso de alimentos y bebidas no alcohólicas fue la antes nunca alcanzada de 6,4%, lo que eleva el alza anual de los precios a casi 30% y reduce en esa misma...

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