¿Cómo descubrir a un jalabola?

Cualquiera puede jalar.No importa la profesión: un constitucionalista, algún magis trado, funcionarios de alta y baja jerarquía, un politiquito emergente y, peor aún, un periodista.El jalabola no puede escon derse. Se nota su actitud servil. Todos lo comentan, algunos con lástima y otros con rabia e indignación.El jalabola es consciente de su ruin condición y, en el fondo, siente desprecio por su alma inútilmente vendida al poder.El jalabola es un cobardón hipócrita que, por quedar bien con el poder al que le jala, es capaz de mentir inescrupulosa y descaradamente, para desprestigiar y amedrentar a quienes, a punta de talento, disfrutan del éxito.El jalabola no puede com prender que a alguien le vaya bien en la vida sin necesidad de arrastrarse.El jalabola es, generalmente, un traidor. Es su condición.Cuando el jalado pierde su po der, el jalador habla mal de él e intenta destruirlo porque ya no le es útil.El jalabola no tiene definido un perfil ideológico ni político que guíe su destino. Nunca se compromete con nada. Estará siempre al asecho de quien detenta el poder, para ejercer su función de jalabola infeliz.El jalabola es un ser frustrado y acomplejado. Jamás tendrá brillo propio. Prefiere vivir en la sombra. Se ampara en la fuerza falsa que proporciona el poder efímero y circunstancial.El peor castigo que sufren estos...

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