Despegar de la mano de El Principito

Todos los mayores han sido primero niños pero pocos lo recuerdan. Con esta reflexión comienza la historia de un aviador que queda varado en pleno desierto del Sahara por un desperfecto en su aeroplano y de un pequeño príncipe de rizos dorados habitante del Asteroide B612, dos personajes que buscan, ante todo, una amistad. Así, en solo cien páginas se condensa uno de los clásicos de la literatura contemporánea tanto para niños como para adultos escrita por el francés Antoine de Saint-Exupéry.Su importancia, como expresa el profesor y filósofo Rafael Tomás Caldera en el libro La existencia abierta, sugiere la presencia de algo que puede hablar a todos y que recoge en esa doble trayectoria una nueva y más profunda manera de mirar la realidad.De Nueva York a París. Un dato qui zás poco conocido es que el relato de El Principito comienza en Nueva York, ciudad en la que se refugió Saint-Exupéry durante la ocupación francesa por el ejército nazi, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.Por esto, la Gran Manzana podría ser la primera parada de un periplo que busque revivir las páginas de la obra.Específicamente la Morgan Library y Museum, institución que conserva los manuscritos e ilustraciones en acuarela originales elaboradas por el propio autor en la década de 1940. Estos objetos se encuentran actualmente en una de las salas más visitadas por el público, junto a una de las primeras copias del libro publicadas en inglés por la casa Reynal y Hitchcock, en abril de 1943. Según Christine Nelson, curadora del museo neoyorquino, para 2014 se planea organizar dos exposiciones, entre los meses de enero y abril, en la sede del Morgan y otra en Bryant Park, que está contiguo a la Biblioteca Pública en Manhattan.En París también se han realizado eventos conmemorativos, como lecturas en librerías y cafés, la elaboración de murales callejeros con algunas de las imágenes emblemáticas del libro y la publicación de una edición especial de la obra en francés, que incluye la versión de la primera portada por la editorial Gallimard, que fue la casa que dio a conocer El Principito al público francés y al resto de Europa de forma casi simultánea que en Estados Unidos.El siguiente punto de la travesía lite raria es la ciudad de Lyon, en medio de los Alpes, lugar donde Saint-Exupéry pasó su infancia y que, según testimonios de expertos, inspiró ciertas partes de El Principito. Por ello, desde junio de este año se puede visitar el castillo de Saint-Maurice-de-Rèmens...

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