...Y si el despotismo levanta la voz

Cuando escribo sobre contra el autócrata y experimento el natural inevitable desahogo del que se desquita de algo o de alguien  Qué bonita es la venganza/ cuando Dios nos la concede/ ya sabía que en la revancha/ te tenía que hacer perder Luis Alfredo JiménezÂ, a veces siento que me he saltado un necesario espacio de ecuanimidad. Paul Preston, profesor de la cá tedra Príncipe de Asturias de la London School of Economics, en su obra El gran manipulador, la mentira cotidiana de Franco, se pregunta si la tendencia a subvalorar la figura del dictador español, tildándolo de mediocre que llegó al poder por suerte, no forma parte de un desahogo de sus enemigos, incapaces de explicar cómo se mantuvo en el poder durante 38 años. Lo mismo podría preguntarse de la persistente tendencia a presentar a Hitler, Mussolini y sus derivados Perón-Evita, Pinochet... como perturbados mentales, desquiciados, desgonzados, por más que hubiesen alcanzado poderes propios de emperadores. Claro que hay intereses y siste mas, políticos y geopolíticos, nacionales y regionales que defender y campañas para impedir que la misma enfermedad fascismo que infectó a medio mundo vuelva a convertirse en amenaza por la irresponsabilidad de maníacos, dementes, vesánicos, capaces de revertirlo todo en provecho propio y de gobiernos y...

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