El dí­a siguiente

El temor a perder en las elecciones de octubre ha llevado al Gobierno a aumentar desmesuradamente el gasto, al punto de no sólo agotar los recursos disponibles sino de haber aumentado en exceso la deuda pública. En medio de la avalancha de anuncios sobre nuevos proyectos, reanudación de obras paralizadas, creación de misiones, promulgación de leyes y asociación con capitalistas extranjeros para explotar las inmensas reservas de hidrocarburos, una de las últimas medidas ha sido la importación de electrodomésticos chinos para vender a precios subsidiados y repartir a diestra y siniestra para pescar algunos votos. Los televisores pantalla plana, aires acondicionados, lavadoras y neveras que comercializa el programa Mi Casa Bien Equipada se adquieren con el préstamo otorgado por la nación asiática, el cual se pagará con producción futura de petróleo. De esta manera, los recursos del llamado Fondo Chino se pueden utilizar antes de las elecciones, pues ha resultado imposible aplicarlos en proyectos más complejos, como los de transporte, vivienda o agricultura.

Con ello se amarran los futuros ingresos del país para el consumo del presente y se agotan recursos que debieran destinarse a inversión pública, pero que no se sabe cómo hacerlo. Desde otro punto de vista, se cae en la vieja práctica de "préstamos atados" que sólo sirven para que el financista venda sus bienes excedentes a buenos precios. Lo grave del asunto es que profundiza una política generalizada de subsidios destinada a dar una apariencia de normalidad en tiempos de recesión, pero que arruina al fisco...

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