Un día para el disimulo

  1. Desde hace tiempo, los terríco las decidieron reservar casi todos, si no todos, los 365 días del año para refrescarse la memoria y tomar conciencia, añadido cierto remordimiento, con relación a asuntos en los que la sociedad muestra desacomodos o injusticias más o menos graves. Inventaron, entonces, el día del preso, el del refugiado, el del ambiente, el del cáncer, el de la paz, el del anciano y paremos de contar, con el propósito de recordar, la mayoría de las veces, aunque no siempre, un déficit civilizatorio. Así, la semana pasada, el 9 de marzo, se celebró el Día de la Mujer, establecido, según se supone, para no olvidar que a la mitad de la población mundial se la mira desdeñosamente como si fuera el sexo débil y, de paso, disimular en alguna medida el machismo, nunca muerto, en todo caso de parranda. Avances ha habido, cierto, pe ro todavía hay mucha agenda pendiente. Diversos organismos ocupados en el tema Ây cuya mera existencia debiera ser, de por sí, un bochorno no paran en su necesidad de reiterar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y de atropellos de variado calibre. Cierto, hasta ahora en todos los ámbitos de su vida y en casi cualquier lugar, la mujer aún vive en condiciones de inferioridad con respecto a las posibilidades de realización de los varones de su propio entorno, injusticia que anida en las estructuras de una organización social en la que el papel de reproductora que la naturaleza le encomendó pareciera privar por sobre el ejercicio de sus derechos más básicos, los que le tocan como persona. En todos lados se cuecen habas, incluso en espacios que presumen de más pulidos e ilustrados, el de la ciencia, por ejemplo, en donde, según leo en una revista especializada, se persiste en la búsqueda de diferencias en los cerebros masculinos y femeninos que expliquen y justifiquen la desigual presencia de hombres y mujeres en ciertos áreas académicas, justificando para ello un importante programa de investigación en biología y psicología que pretende analizar, entre otras cosas, los condicionamientos genéticos, hormonales y de la estructura cerebral que ocasionarían disímiles actitudes y disposiciones en los dos sexos para distintas tareas. II. En esta porción tropical del ma pamundi, en la que últimamente nos...

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