Un día para celebrar

Un día como hoy en 1958, antes del amanecer, cuando el sol apenas despuntaba sobre las colinas del Ávila, un extraño vuelo arrancó desde La Carlota. El pasajero que llevaba iba nervioso, muerto de miedo y desazón, y tenía pocos lugares a dónde dirigirse. Su nombre era

Marcos Pérez Jiménez, y durante la década que entonces llegaba a su final había sido el hombre fuerte de Venezuela, el que dictaba el destino de la nación y la suerte de sus ciudadanos.

Desde el derrocamiento de don Rómulo Gallegos el 24 de noviembre de 1948, fue el personaje de mayor influencia en el país. Ilegalizó los partidos, cometió el gran fraude de 1952 para elegir una Asamblea Constituyente, y falsificó sus resultados, envió al destierro a los vencedores, se hizo elegir "presidente constitucional", hizo aprobar una Constitución pero olvidó borrar de ella la cláusula que le impedía reelegirse.

De modo que cuando llegó el tiempo, en 1957, sus consejeros le recomendaron un plebiscito y como candidato único se presentó para continuar sin límites en la Presidencia de la República.

La gente tenía que escoger entre dos tarjetas, la roja y la azul, el Sí o el No. Para sorpresa del dictador, el No fue tan abrumador que le impidió la consolidación del fraude como en 1952.

Pérez Jiménez tuvo que desprenderse de los personajes más odiados de su gobierno, los que lo habían conducido al desastre, y para culminación de su tragedia, las fuerzas armadas le retiraron su respaldo. Aquel Júpiter tronante que quiso reinar para siempre no supo qué hacer a la hora de confrontar la realidad.

Entonces huyó hacia la República Dominicana.

El 23 de enero de 1958...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR