El difícil camino de los súper prospectos

Ninguna de nuestras grandes figuras del siglo pasado saltó al profesional con la etiqueta de súper prospecto.Puede que Luis Aparicio lo hubiera sido, en caso de jugar en estos tiempos. En su época, era fácil pasar desapercibido, a pe sar de ser shortstop titular en la Liga Occidental casi desde la adolescencia.Bob Abreu y Richard Hidalgo tenían las condiciones físicas para ser considerados como tales. Y de hecho, ambos pasaron por las granjas de los Astros como prospectos de primerísimo nivel, gracias a esas herramientas que finalmente les convirtieron en figuras.David Concepción llegó muy joven a las mayores, pero en cierto modo era desconocido por los medios de comunicación y la fanaticada del norte, antes de mostrarse arriba.Jesús Marcano Trillo, Antonio Armas, Omar Vizquel, Wilson Álvarez, Oswaldo Guillén, ninguno recibió un gran bono por firmar. Andrés Galarraga y Magglio Ordóñez incluso debieron contar con la gracia de buscadores de talento que, contra corriente, creyeron en ellos y les dieron la mano.Eran otros tiempos, es verdad.Andrés Reiner no había convencido a Houston para abrir una academia en Venezuela, o ésta apenas tenía algunos años funcionando. No existía la rebatiña de hoy, donde 30 organizaciones a menudo cuentan con mesnadas de scouts que peinan países enteros, buscando al próximo José Altuve.Tampoco había academias privadas que preparaban a los adolescentes, a fin de impre sionar a los elencos de la gran carpa. Acaso había buscones en República Dominicana, esa figura informal que nada tiene que ver con el súper profesionalizado estamento de ahora.Estas verdaderas escuelas de prospectos, pertenecientes a empresarios como Ciro Barrios o Carlos Guillén; esta hornada de agentes con nombre propio, como Félix Olivo y Félix...

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