Vindicación de la dignidad

En tanto que producto de la sensibilidad y creatividad de los escritores, la ficción literaria tiene algo de sublime que, la mayoría de las veces, la realidad no consigue destilar porque esta es su fuente de inspiración; y, por eso, cuando intentamos vivir de modo libresco, hacemos el ridículo. Sin embargo, a manera de ejercicio y porque Jorge Luis Borges suponía que con el tiempo mereceríamos no tener gobiernos, me atrevo a conjeturar que, si hubiese vivido lo suficiente para asistir a la eclosión de ese ordinario derivado del populismo que llamamos chavismo y que él conoció como peronismo, tal vez se habría dispuesto a enriquecer su Historia universal de la infamia, y quizá el privilegiado lu gar que ocupa el atroz redentor Lazarus Morell en la páginas que dedica a fabular sobre la ignominia lo compartiría con algunos de los barones rojos que nadan tozudamente contra la corriente histórica y aseveran que tenemos patria, si no con el mismísimo comandante eterno, galáctico y cardiopatriota.Morell ofrecía liberar escla vos para estafarlos con su reventa; Chávez prometió una nueva emancipación y comprometió nuestra independencia mediante la sumisión política a Cuba y la subordinación económica a China; ambos embaucaban con engañosos ademanes y verbo abundoso, sonoro y desafiante. El gringo apelaba a la Escrituras para ganarse la confianza de la subyugada negritud sureña; el barinés citaba de oídas a publicistas revolucionaros, cuyas ideas cayeron definitivamente en desuso con la caída del Muro de Berlín, para ganarse el favor de los condenados de la tierra, esa famélica legión exaltada por la Internacional que espera desde siempre por un iluminado que le abra las puertas del paraíso.Hay sustanciales diferencias entre el manumisor de Luisiana y el padrino de Sabaneta; aquel actuaba movido por el lucro, este por un mesianismo delirante glorificado por una corte de aprovechadores. Morell fallece a causa de una congestión pulmonar; Chávez lo hizo como resultado de la mala praxis de una medicina atrasada, lo que ha dado pábulo a teorías conspirativas que culpan al imperio y a la derecha fascista de haber perpetrado un asesinato por envenenamiento y que no dan ni para el arranque de un thriller serie B.El sobrevenido adiós del líder bolivariano nos dejó como legado un presidente de utilería que, para afirmarse en el mando, ha fraguado un deplorable mito sobre el cual sustentar el culto que explota electoreramente la tragedia de quien no supo...

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