Los discos de papá

Se acercaba el día de la madre del año 1970 y el regalo que papá le tenía de sorpresa a mamá era una casa nueva, de tres pisos y con un patio enorme. La alegría fue tan grande que nos mudamos ese mismo día y papá dijo: --Esta casa se llamará Pa? los tres, porque es pa? los tres muchachos--, y así fue. Nuestras pertenencias bajaban y bajaban del camión pero no fue sino hasta que entró el objeto fundamental de la familia que supimos que teníamos un nuevo hogar. Era un enorme mueble de madera que tenía un televisor en el centro, a un lado el picó, y al otro, el guardadiscos, que por más grande que fuese, no era suficiente para los discos que habían en casa. Sin embargo, debo decir que nunca vi a papá comprar un disco, y mucho menos guardarlo para que nadie se lo tocara. Nunca. La compradora oficial de la música era mamá. Como si fuera dueña de una tienda, se internaba por horas en los depósitos de las distribuidoras discográficas para adquirir, a precio de mayor, decenas de títulos para traer a casa. Las voces de Alfredo Sadel, Ortiz Tirado, Agustín Lara, René Cabel, Fernando Albuerne, Juan Arvizu, Leo Marini, Toña La Negra, Pedro Infante, Olga Guillot, Bobby Capó, Javier Solís, Los Panchos, José Luis Moneró, Néstor Chaires, Carmen Delia Dipini, Juan Legido y Carlos Gardel fueron parte de la familia, y cuando ella llegaba con el cargamento, papá le decía: --Pa? ve... ajá, ¡ponme este!-y así, se dedicaban a escuchar y recordar sus vivencias como si fuera esa noche la última vez. En aquella época yo estudiaba piano y el festín me permitió adquirir mis primeros álbumes de música clásica de la Deutsche Grammophon, entre ellos los conciertos de Brandemburgo dirigidos por Von Karajan, toda una bendición. Mis hermanos no tardaron en configurar la más extraordinaria discoteca de salsa, rock, blues y disco music. Y así crecimos, con el oído y el corazón entrenados a identificar, por sus primeros acordes, a la más desconocida canción. Y qué decir de las fiestas, todas eran con Billo, bailaban y bailaban esos discos hasta el amanecer sin...

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