El discurso invariable

Que Maduro vaya a la ONU a ofrecer sus recetas para la regeneración del pla neta no debería sorprendernos, si miramos el asunto por partes. El hecho de que Venezuela se encuentre en la ineludible espera de un ventarrón que perfeccione el fenómeno de la total degradación de la sociedad debió convencer al hacedor del discurso de la necesidad de ser recatado ante el foro mundial. La persona que se ofrece como médico del universo no debería llegar precedido por una lista de desastres nacionales que son el producto de su incompetencia personal de curandero. Pero eso sería una lógica de la cual dependería la conducta de un mandatario casado con los usos del entendimiento moderno del gobierno, es decir, capaz de conocer los lugares en cuyo seno resulta inconveniente pregonar virtudes que jamás se han tenido no en balde hay escenarios en los se sabe de antemano quién es cada cual antes de pasar a la tarima; o consciente de un extraviado rumbo que se debe corregir, so pena de perder del todo la confianza de los gobernados y, por ende, también el poder.Pero ¿conocía Maduro la trascendencia del lugar ante cuyos representantes pronunciaría su filípica, y podía calcular la incredulidad que su palabra multiplicaría? Como dijimos en anterior artículo, tiene el pendejo muy lejos y no da puntada sin dedal. ¿Por qué, entonces, la desfachatez de proponer la corrección del mundo, si ni siquiera ha podido solucionar problemas rutinarios de su país? No se puede negar a rajatabla la sinceridad del orador: cree a pie juntillas lo que dice, siente que tiene en la mano la solución de entuertos universales. Catecúmeno y ejecutor de una cartilla que desde su aparición se ha ofrecido como infalible, seguramente siente que ahora enfrenta, por lo que respecta al territorio bajo su jurisdicción, escollos pasajeros que se superarán para llegar más tarde a la dorada meta. Esos escollos, de los cuales él dará pronto buena cuenta, no pueden impedir el acto de beneficencia que significa la exportación de la receta a escala universal. ¿No es tal el objetivo de la cartilla? El catecismo revolucionario no se redactó para el cuidado de un sector desasistido o estúpido de la sociedad que se ubica en un lugar determinado del globo, como sería el caso de la desafortunada y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR