Disparar desde la cintura

Ya les digo que las iniciativas que significan cambios suelen dividir a la gente en los extremos de una escala entre la pertinencia o no, o el éxito y el fracaso, de acuerdo con la ponderación o la audacia de quienes opinan. A esto no escapan los diarios como El Na cional , que ha lanzado hace unos días la versión venezolana de la conocida y circulada revista ¡Hola! No ha terminado uno de abrir el primer número hecho en casa, cuando recibimos llamadas de amigos Âtodos periodistas,precisopara compartir informalmente sobre el lanzamiento de la publicación. La cosa arranca pareja, dos a favor y dos en contra, que es sólo una forma de decir. Coinciden, tanto unos como otros, en los argumentos a favor o en contra de que el diario haya sumado este proyecto. Creen, quienes dudan,que un diario serio no debiera participar en una publicación cuya esencia se reparte entre frivolidades festivas, crónicas sociales, modas y farándula, aunque se llame espectáculos. Dudan también de que en la Venezuela actual haya mercado, tanto en cuanto a circulación como en cuanto a factura publicitaria. Los dos que se anotan al fu turo del proyecto coinciden en que una asociación estratégica con una marca como ¡Ho la! siempre será un buen nego cio, no sólo en cuanto a la caja registradora sino en cuanto al periodismo. Lo dicen porque aunque el concepto editorial pueda ser frívolo, su expresión suele ser periodísticamente correcta y exigente en textos, gráficas y diseño. Al margen de la anécdota, vale la pena revisar aunque sea volanderamente lo que está pasando desde hace...

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