Doña Teresa

Teresa Albanes, presidente de la comisión electoral de la Mesa de la Unidad Democrática, persona digna, pacífica y respetable, ha salido a responderle a los caimanes rojo rojitos que se le han lanzado encima para cobrarle el hecho de que haya organizado impecablemente el proceso de las primarias de la oposición. ¿Desde cuándo hacer una consulta popular en Venezuela es un delito? Y no sólo llevarla a cabo, sino que genere tanta confianza y sea tan transparente que sobrepase todos los cálculos del Gobierno, de la oposición y de las encuestadoras. El hecho de que la doctora Albanes, sin pegar gritos, sembrar odios ni insultar a nadie, sin encadenar por radio y televisión al país, sin regalar lavadoras y neveras, sin ofrecer casas y sin expropiar (robar) a un particular, haya tenido ese respaldo popular para la iniciativa que impulsaba, es el rotundo y único motivo de esa rabia oficialista y de la multa que injustamente se le ha impuesto.

Teresa Albanes es una mujer de cuya trayectoria democrática nadie tiene dudas: no le debe favores al Presidente de la República, no la trajeron a Caracas para que convalidara oscuras prácticas electorales ni le debe alto cargo alguno en el poder judicial a un arrodillamiento servil. Es una persona sensata y capaz de resolver y negociar en términos civilizados, con una estatura propia construida a través de la docencia y el trabajo honesto, como la mayoría de los venezolanos. No es ni será un tapón de bañera que se usa de acuerdo con las circunstancias. Que se le imponga una multa por el supuesto hecho de haber desacatado "la orden...

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