La doble legitimidad de la protesta

Acualquier hora del día, en cualquier lugar de Venezuela, hay personas pro testando. No son enemigos de la patria, ni conspiradores, ni agentes del imperialismo, ni soldados de la guerra económica ni ciudadanos a los que cabe endilgar descalificación alguna. Son personas desesperadas. Padres y madres que reaccionan ante la precariedad de la que son víctimas. Existencias temerosas por el pan de sus hijos. Nada menos que esto: gente que teme al hambre y a la enfermedad. A la carestía programada, característica de los regímenes totalitarios. Temerosas de morir por escasez de medicamentos y atención hospitalaria. Nunca, léase bien, nunca en Venezuela se habían producido tantos fallecimientos de neonatos por contaminación de los quirófanos de los hospitales públicos.Lograr que en el sistema de salud de la revolución bonita realicen una intervención quirúrgica en tiempo razonable, se ha convertido en una experiencia, mezcla de terror y agonía.He escrito escasez progra mada.Ningún ciudadano consciente debería alejarse de este pensamiento: la hambruna venezolana fue planificada. En 1999 comenzó su múltiple ejecución. Se convirtió a Petróleos de Venezuela en el centro de un enorme engranaje de corrupción, en desmedro de sus capacidades productivas; se comenzó la expropiación de empresas recordemos aquí el drama de Agroisleña y de fincas productivas, que fueron saqueadas y conducidas a la ruina total; se puso en marcha el cerco legal, impositivo y de fiscalizaciones hostiles e injustificadas, con el objetivo de paralizar y cerrar industrias; se creó el esquema de control cambiario que, tarde o temprano, haría estallar las finanzas nacionales; se arrancó con intervencionismo en la economía real del país por parte de los organismos gubernamentales a cargo de ignorantes de oficio; se dio inicio a la adquisición, a montos de escandaloso sobreprecio, de insumos y bienes terminados, como mecanismos para hacer factible la corrupción y el enriquecimiento súbito de los capitostes del chavismomadurismo, así como el financiamiento de mercenarios políticos como los de Podemos, o la compra de votos útiles en las instancias internacionales.Estas y muchas otras medi das, insisto en ello, no fueron improvisadas. Se fueron acumulando unas tras otras, avanzando en su propósito de arruinar al país. Día a día, a pesar de las innumerables voces que advirtieron que Venezuela estaba siendo conducida a una crisis de proporciones inéditas. Se señaló, con considerable...

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