Información dolosa

Joseph Goebbels, el intrigante y degenerado ministro de propaganda del régimen nazi, fue también una persona brillante y genial que usó toda su astucia e inteligencia para montar una estructura informativa y de propaganda de gran eficacia, que ayudó a Hitler a consolidar un poder omnímodo en Alemania. Su filosofía de la información dolosa, por lo engañosa y fraudulenta, se resumía en unos pocos principios que hoy parecen tener gran vigencia en nuestro país. Solo me referiré a algunos de ellos.El primero de estos es adoptar una única idea, un único símbolo, que en nuestro caso sería el socialismo del siglo XXI de la revolución bolivarianachavista. El segundo principio consiste en reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada; obviamente, para el régimen actual ese adversario es la burguesía parasitaria y apátrida plegada al imperio, cuyo objetivo es conspirar contra el pueblo al que depreda con saña.El tercer principio consiste en cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.Sobran los ejemplos de esta práctica, entre los que destacan las reiteradas acusaciones de sabotaje para explicar el caos del servicio eléctrico o los frecuentes accidentes, incendios y explosiones en las instalaciones petroleras, incluida la de la refinería de Amuay del año pasado. También se pueden mencionar las frecuentes acusaciones de acaparamiento y especulación que esgrime el gobierno contra el empresariado privado para explicar la desenfrenada inflación y la creciente escasez que padecemos.Otro de estos principios consiste en acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines. Aquí encajan las recurrentes desestimaciones de investigación por parte de las autoridades competentes de casos flagrantes y notorios de corrupción, como el del maletín que viajó a Buenos Aires, o las graves...

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