Un domingo abierto

Hay semanas en las que esta cita sobre la pá-gina del periódico resulta particularmente difícil. Las palabras se resisten, como insectos aferrados a las piedras. A veces el len guaje también se paraliza. ¿Qué se puede decir frente a la crónica que relata la muerte de una pareja, torturados y asesinados delante de sus hijos, en Cagua? ¿Hay acaso algún sonido que te ayude a reaccionar ante la foto del camarógrafo Alejandro Ledo, ante la certeza de saber que fue lanzado por los aires desde un segundo piso? La realidad es tan dura que, más que indignarte, te deja mudo. A veces las noticias solo viajan en ambulancias o en carrozas fúnebres.El chavismo refundó el país a partir de la violencia. Propuso unos nuevos códigos según los cuales la agresión se hizo un protocolo natural, reseteó la cultura civil y la sometió al orden militar, instaló el ideal del hombre de armas en el centro del territorio simbólico de la sociedad, legitimó el uso de la fuerza y la equidad del linchamiento público, estableció el insulto y la descalifi cación como ceremonia política, redujo la idea de justicia al espacio mediático que controla, promovió una nueva moral que sentencia lo bueno y lo malo a discreción, de acuerdo con los intereses de los poderosos... toda la perorata sobre el socialismo del siglo XXI es ahora un lenguaje chatarra que ya no dice nada. En la Venezuela que construyeron reina la retórica de las balas. Suenan más los disparos que las cadenas de Nicolás Maduro.Lo ocurrido esta semana en la Alcaldía de Mario Briceño Iragorry, en el estado Aragua, es otra trágica defi nición del país que somos. La violencia se produce en medio de un caos que, de manera inmediata, relativiza la propia percepción de los sucesos. La agresión nunca puede condenarse de entrada, en sí misma, por su condición y naturaleza. La teoría del contexto de guerra vuelve a activarse. Gracias a eso, la primera reacción del Estado es integrarse al caos justifi cando a los agresores y satanizando a las víctimas. Esta iniciativa produce, además, una conclusión tácita que refuerza el discurso que lleva organizando a nuestra sociedad por década y media: la violencia es una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR