El otro Don

Cuando Salvo Montalbano se sienta a la mesa, come lo que Andrea Camilleri sabe y quiere.Todo siciliano, con fundamento.Esa cocina regional se basta y sobra para satisfacer el apetito del comisario ficticio y del más leído escritor italiano.En la televisión, cuando Tony Soprano se sentó a la mesa, comenzó haciendo que comía lo que el David Chase, el guionista, mandaba.Pero al tercer episodio los es pectadores de la serie y los guio nistas comenzaron a pelear. Los Soprano iban de la pasta a la pizza y el sandwich muy rápido con demasiada frecuencia. En la serie había mucha nevera. Entonces incorporaron a un chef italiano como personaje secundario. Ese, por lo menos, hablaba con propiedad de los estilos de la pasta artesanal, de gloriosos platos étnicos, el punto de cocción y los secretos de las salsas.La semana pasada se fue ines peradamente Gandolfini a quien ya nadie llamaba James sino Tony. El actor y su personaje estaban marcados por un exceso no-étnico: según The New York Post, en su última cena antes del infarto, comió una gran cantidad de foie gras y langostinos fritos a los que untó mayonesa y salsa picante. No bebió vino sino ron, piña colada y cerveza.La televisión que parece saber sobre mafiosos menos que el cine dijo que perdió una bestia teatral. Lo llora. Los seguidores de Los Soprano también. Ni en sueños Camilleri habría...

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