Dos anécdotas sobre Carlos Andrés Pérez

Respeté y quise al presidente Carlos Andrés Pérez, a quien acompañé durante parte de su segundo mandato. Hoy, cuando sus restos son finalmente pues tos a descansar bajo tierra venezolana, quiero compartir dos anécdotas que enaltecen su figura. Empleo para un pariente. En una ocasión en la que fui a presentarle cuenta en Miraflores, cuando ya terminábamos la reunión, el Presidente extrajo una carpeta de las gavetas de su escritorio. La abrió y mirando a su interior me dijo que se trataba del currículo de un abogado pariente suyo que estaba buscando empleo. Me preguntó si en el Fondo de Inversiones de Venezuela, del cual yo era presidente por nombramiento suyo, no habría alguna posición disponible para el abogado. Le contesté que indagaría sobre posiciones vacantes y le respondería. Así lo hice. Al regresar al Fondo de Inversiones, le pregunté a la consultora jurídica sobre el asunto y ésta me dijo que no había ninguna vacante disponible. Entonces, con una naturalidad o ingenuidad que hoy, muchos años después, hasta me sorprende, llamé al presidente Pérez y le dije que lamentablemente en el Fondo de Inversiones no había ningún cargo disponible. Me respondió que estaba bien y me dio las gracias. Cómo responderle a un vivo. Estábamos en me dio de una operación para traspasarles acciones a los trabajadores de una empresa mixta en la cual el Estado venezolano era accionista. Uno de los accionistas privados de la empresa en cuestión, estaba interesado en esas acciones y las quería para él. Una mañana...

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