Dos diálogos y el tercero

La situación era crítica en 1845. Los conservadores pedían la prohibición del Partido Liberal, en medio de murmuraciones que anunciaban la proximidad de una guerra civil. Viene el comunismo y hay que cerrarle el paso, escribía Juan Vicente González. Los godos van a sembrar la violencia y los hombres humildes están dispuestos a defender sus derechos, se leía en las páginas cada vez más consultadas de El Venezolano y en periódicos de provincia. Las gentes de orden se encerraban en sus casas y los habitantes del campo buscaban la familiaridad de sus predios, en resguardo de vidas y propiedades. Se esperaba lo peor de la combustión de cinco años de polémicas en la prensa y en el seno del Congreso, acompañadas de señales de hostilidad cada vez más frecuentes. Para buscar un desenlace pacífico, ciertos líderes pidieron a las dos figuras fundamentales de la época, José Antonio Páez y Antonio Leocadio Guzmán, que se encerraran a solas a hablar de los problemas.Páez era el heraldo del gobierno y Guzmán representaba a la oposición. Guzmán no le sacó el cuerpo al encuentro, pero con el Centauro hubo que rogar. El general Santiago Mariño, cargado de negros presagios, por fin logró su aceptación de la entrevista, para la cual se tomaron previsiones y se fijó fecha. El general se arrepintió mientras Guzmán marchaba a la reunión con una nutrida comitiva. Antes de llegar al sitio se le informó de la retirada del Esclarecido Ciudadano, quien se había marchado sin dar explicaciones. Guzmán regresó entonces a la casa de su partido, mientras muchos miembros de su séquito, entre ellos Ezequiel Zamora, partían a hacer la guerra. Lástima que no se reunieron, se hubieran evitado muchas muertes y tragedias, dijo Mariño al enterarse de una posibilidad de paces que jamás sucedió.En 1863 el país era un holocausto, como consecuencia del de sarrollo de la Guerra Federal iniciada en 1859. El gobierno ya tenía las de perder, debido a la cadena de victorias que inclinaban la balanza hacia la campaña encabezada por Juan Crisóstomo Falcón. Sin embargo, el conflicto todavía no llegaba a su conclusión y se temía por un mayor número de muertes en los dos bandos, y por el crecimiento de las pérdidas materiales. La situación aconsejó la necesidad de un encuentro sigiloso de emisarios de los jefes de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR