El mejor ejercicio para un actor es preocuparse por los demás

De nada valió que tuviera como contrincantes a intérpretes de la talla de Annette Bening y Nicole Kidman. Natalie Portman fue este año la apuesta más segura de los premios Oscar, trofeo que sumó al Globo de Oro y a los galardones que entregan el Sindicato de Actores de Estados Unidos y la Academia Británica de Cine. Aún así, cuando Jeff Bridges abrió el sobre sellado y mencionó su nombre como legítima ganadora de la estatuilla dorada por su trabajo en Cisne negro, la emoción inundó el Teatro Kodak. --¿Por qué cree que gustó tanto su interpretación en la película de Darren Aronofsky? --Supongo que la gente se conectó realmente con la pasión que transmite la cinta. También está el hecho de que en Cisne negro se puede ver la evo lución de un personaje en una situación límite. Nina Sayers pasa de ser una jovencita que hace todo lo que otros quieren a buscar obsesivamente lo que ella quiere. En ese sentido, creo que es algo por lo que todos los seres humanos pasamos. --¿Llegó a obsesionarse con su papel? ¿Pensaba en el filme todo el tiempo? --Cuando estaba trabajando sí. Las jornadas eran muy largas y apenas dormía cinco horas al día. Hubo demasiada preparación y entrenamiento, casi no tuve tiempo para pensar en lo que estaba pasando. Terminaba tan cansada que literalmente caía en la cama, me levantaba solamente para volver al estudio. Creo que ese ritmo demencial me ayudó a concentrarme. Quizá por eso me costó dejar el personaje atrás. El estado de ánimo de la película fue demasiado intenso y lo mantuve mucho más de lo usual. --El Oscar puede cambiar su futuro. ¿Sintió presión al elegir su próxima película después del premio? --Estoy embarazada y por ahí pasa mi próxima presión risas. --¿El bebé pateó durante la noche del Oscar? --Sí, definitivamente estuvo pateando en la parte musical. Por lo visto, tendré a un pequeño bailarín. --¿Cuál es su mejor recuerdo entre todas las experiencias de la fama? --Todavía recuerdo el estreno de El profesional: tenía 13 años de edad y llevaba el mismo vestido que había usado en una fiesta de cumpleaños dos semanas antes. Mi madre me había comprado un saco de piel falsa que me parecía hermoso. Cuando me lo puse, sentí que era la persona más...

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