El emergente

El premio más complicado para votar en nuestro beisbol es el Regreso del Año. ¿Quién es elegible? ¿Un pelotero que haya tenido una buena temporada y se haya esfumado? ¿Alguien que haya batallado con las lesiones? ¿Un jugador al borde del retiro? ¿O uno que se haya ausentado de la LVBP? Ni siquiera está del todo claro qué debe decidir el voto, una vez conseguida la respuesta a la primera interrogante. ¿Es preciso elegir a quien haya puesto los mejores números en su retorno o a aquél que haya vuelto en la forma más dramática? Son las preguntas que nos formulamos al terminar cada temporada. Y nuestro modo para terminar con la duda es este: buscar a alguien con varias buenas campañas, en Venezuela o en las grandes ligas, que haya sido figura de nuestra pelota y que, debido a los problemas físicos o el bajo rendimiento, haya perdido su estatus estelar. Para eso, proponemos candidatos y aprobamos o descartamos los propuestos por colegas. A Mario Lissón, por ejemplo, no le consideramos para este galardón, porque sólo una vez tuvo las apariciones legales, nunca bateó sobre .235 y no ha llegado a las mayores, es decir, este es su primer gran torneo. Tampoco a Darwin Cubillán, otro propuesto, porque pasó de 5.13 de efectividad en la 2010-2011 a 4.44 en esta, un cambio nada radical motivado, por cierto, a la lesión con la que lanzó en diciembre. Así, llegamos a los tres nombres que escribimos...

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