El emergente

¿Qué hizo de Jackson Melián un pelotero tan popular en Venezuela? ¿Fue ron los batazos oportunos que dio en momentos cruciales? ¿Fue su simpatía y carácter agradable? ¿Fue el haberse convertido, en 1996, en el primer pelotero del patio en recibir un bono millonario para jugar beisbol profesional? Posiblemente hayan sido las tres cosas. Pasaron casi 20 años, desde la coronación del equipo infantil en el Campeonato Mundial de la categoría disputado en el Universitario, para que otro jugador de beisbol menor de edad se adueñara de la primera página de todos los diarios de circulación nacional. Aquella firma de Melián con los Yanquis causó admiración. Primero, porque era demasiado dinero, 1,6 millones de dólares, para alguien que, según la ley, aún no tenía edad para casarse o manejar. Luego, claro, porque se trataba del equipo más popular, odiado y admirado en las grandes ligas, el de más coronas y estrellas. Ese joven caraqueño criado en suelo anzoatiguense tenía que ser un peloterazo. Su cordial forma de ser, esa afabilidad con la que trata a periodistas y fanáticos, se encargó del resto.Melián es la prueba más clara que tiene Venezuela para asegurar que un gran bono no es la garantía del éxito en las mayores. Si cabía alguna duda, quedó despejada al investigar el destino de los 25 jugadores nativos que entre 1996 y 2012 recibieron un millón de dólares o más por el solo hecho de jugar bien a la pelota. De esos 25, únicamente tres han disputado por lo menos un partido en la gran carpa: Guillermo Quiroz, Miguel Cabrera y Jesús Montero. Es verdad, únicamente ocho de ellos estamparon su rúbrica en 2008 o antes, pero lla ma la atención que para la mayoría haya resultado tan cuesta arriba sobresalir. De esa lista, considerable por su tamaño, hoy apenas dos actúan en las grandes ligas Quiroz y Cabrera, uno está en triple A Montero y otro más en doble A Yorman Rodríguez. Es injusto esperar mucho más que eso en la mayoría más joven del grupo, pero al menos aquellos que...

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